Pazo do Monte

Sito en el límite de la feligresía ferrolana de Santa Cecilia de Trasancos con su anexo San Pedro de Leixa, el Pazo do Monte es uno de los escasísimos pazos gallegos o casonas hidalgas rurales que obedecen en su arquitectura a líneas puramente neoclásicas. Aquí, el visitante puede imbuirse del singular espíritu que desprenden las viejas mansiones aristocráticas del país, donde el tiempo parece detenerse entre nobles piedras heráldicas y coloridos jardines que invitan a la pausa y al goce de los sentidos. Construido en pleno proceso urbanizador de Ferrol neoclásico, su edificación se debe al ilustrado caballero don José María Bermúdez de Mandiá y Pardiñas Villardefrancos (1728 - †1808), Señor de los inmediatos cotos jurisdiccionales de Xuvia, Caranza y Santa Cecilia de Trasancos, Regidor Perpetuo de la villa de Ferrol y Vocal Nato del Arbitrio de la misma, nombrado por Su Majestad.

El año 1780 será el de la finalización completa del complejo pacego, con su frente ajardinado, hórreos, fuente, huertas… De entre estos elementos destacan sobremanera un impresionante hórreo de 29 metros de longitud y los parterres dieciochescos del jardín. También la antigua carballeira o robleda, inmediata al pazo, plantada en el tercer cuarto del siglo XVIII con destino a la construcción naval en los astilleros ferrolanos, hoy muy reducida en relación con su primitiva extensión.

No se puede entender el Pazo do Monte sin hacer referencia, siquiera brevemente, a su edificio mellizo en la antigua villa de Ferrol: El Pazo de la Merced o Casa de los Bermúdez, sito en el vetusto barrio de Ferrol Vello. Esta mansión, también de corte neoclásico, fue levantada por el ya citado don José María Bermúdez sobre un antiguo solar de su noble linaje paterno, los Mandiá, regidores y alcaldes de la villa ferrolana desde la Baja Edad Media. Sin embargo esta casa con su capilla anexa, cuya advocación a la Merced le dio nombre desde 1811, fue vendida en los años 40 del pasado siglo y acabó siendo desmontada piedra a piedra. De su memoria queda en la actualidad algún mobiliario en el Pazo do Monte, así como documentación y fotos en el archivo del mismo, además del topónimo de referencia en el callejero ferrolano.