La primera mención que se tiene de Ferrol como villa corresponde al año 1089, mencionada como feligresía bajo la advocación de San Julián. El pueblo de Ferrol se va consolidando a los largo de los siglos e irá aumentando en tamaño e importancia. Posee una población que se dedica sobre todo a la pesca, incluida la de ballenas, pero fundamentalmente a la de la sardina, lo que lo lleva también a desarrollar fábricas de salazón. El comercio comienza a cobrar una función de vital importancia, sobre todo las transacciones con Francia, Flandes e Inglaterra.
En el siglo XIV Ferrol pasa a ser señorío de los Andrade, distinción que se mantendrá, hasta el siglo XVIII, cuando el Conde de Lemos vende la ciudad a la Corona Española. Durante la época medieval, Ferrol soportará incidentes significativos que irán transformando la Villa: problemas con el Señor de Andrade, las guerras, con sus reclutamientos forzosos, la peste… El núcleo poblacional de Ferrol, ocupaba toda la fachada marítima del Oeste del territorio, con una interesante disposición urbanística. Pero un voraz incendio arruinó la villa 1568, destruyendo la mayor parte de los edificios; de las 400 casas existentes, se queman 370.
Por aquel entonces, el puerto de Ferrol comenzó a adquirir una importancia relevante, ya que era utilizado por la Armada Española para abrigar sus barcos.
Algunos historiadores lo calificaban como uno de los puertos más protegidos y seguros del mundo. Por esa razón, a finales del siglo XVI, Felipe II decide que la ría de Ferrol sea utilizada como base para la Armada Real. Este hecho produce un cambio vital en la economía de la villa, ya que la Armada necesita pertrechos, madera para construir barcos, velas, alojamiento y comida para los soldados. El Rey atiende entonces las peticiones de los vecinos y concede a la ciudad permiso para la celebración de una feria y la creación de la fábrica de bizcochos.
A comienzos del siglo XVIII, se efectúa la división de las costas españolas en tres Departamentos. Ferrol es nombrada capital del Departamento Marítimo del Norte. Felipe V ordena establecer entonces el Real Arsenal y el Astillero en la pequeña aldea de La Graña. El lugar está situado cerca de la entrada de la ría, en su margen derecha y allí comenzaron a construirse los primeros navíos. Más tarde, Fernando VI ordena la ampliación de aquellas instalaciones con el emplazamiento de un gran astillero, dedicado casi exclusivamente a la construcción de barcos para la Armada.
Elige como lugar más apropiado, el monte de Esteiro, que se encuentra más adentro de la ría, en la villa de Ferrol. Se construye en primer lugar el “apostolado”; doce gradas, desde donde se realiza la rápida botadura de la que se considera como la primera serie de navíos: “los doce apóstoles”. Nace así el Puerto Ideal de la Ilustración; denominación con la que Ferrol aspira a su reconocimiento como Patrimonio Mundial.
A mediados del siglo XVIII hubo una gran transformación, en lo que se refiere al aspecto demográfico de la ciudad; en 1752, según el Censo de Ensenada, Ferrol contaba con unos 2.000 habitantes. En el recuento de 1797 la cifra alcanza los 25.000.
Las dimensiones del astillero ferrolano suponían la necesidad de numerosa mano de obra, que no podía satisfacerse solo con los vecinos de la comarca. La Administración ofertó entonces interesantes condiciones económicas a los súbditos que decidieran trabajar en las reales obras y al mismo tiempo, la autoridades forzaron a muchos individuos con el reclutamiento de presidiarios, vagos y maleantes para cubrir los trabajos más duros.
Pero no sólo llegaron obreros a la incipiente ciudad, sino también Autoridades, Oficiales de Marina, Funcionarios de la Administración, Artesanos, Comerciantes… que pronto saturaron la capacidad de alojamiento.
Para resolver el problema demográfico, en el reinado de Carlos III, surge el proyecto de construcción de un gran barrio residencial, que serviría como nexo de unión entre Ferrol Vello y Esteiro.
Se trata del Barrio de A Magdalena. Para ello se procede a la expropiación y compra de los terrenos a sus dueños, fundamentalmente el Cabildo de Mondoñedo, D. José Mª Bermúdez Pardiñas-Villardefrancos y el Conde de Lemos. Se inicia después su organización, diseño y construcción, con una estructura armónicamente parcelada. La disposición está formada por módulos de idénticas dimensiones, delimitados por seis calles longitudinales paralelas, y otras ocho transversales, también paralelas entre sí y perpendiculares a las primeras. Dos amplias plazas cuadradas, simétricamente situadas, realzan el orden y el equilibrio del conjunto.
En 1769, se emprende la fortificación de la ciudad, construyéndose un grueso muro defensivo que la rodeaba completamente. Por la parte de tierra, la muralla estaba reforzada con varios baluartes.
Para mejorar la defensa por mar, se ordenó la reforma y ampliación de los castillos-bastión de San Felipe, en la margen derecha, y de La Palma en la ribera izquierda, añadiendo algunas baterías de potentes cañones a cada banda.
EL FERROL DE LA ILUSTRACIÓN
Los historiadores definen la Ilustración como el movimiento filosófico que se desarrolló en Europa, desde finales del siglo XVII hasta casi la mitad del siglo XIX, que trataba de establecer el predominio de la razón como base de todas las actividades humanas.
La influencia de la Ilustración llegó también a España y a Galicia, y en el caso de Ferrol - que se estaba construyendo en aquella época - fue determinante para la armoniosa morfología urbana de los barrios de Esteiro y de La Magdalena y para la impronta monumental de las importantes fortificaciones y construcciones militares. En el siglo XVIII, Carlos III aprobó el plan racionalista del Barrio de A Magdalena o nuevo Ferrol. Este nuevo barrio serviría de enlace entre el antiguo núcleo de población - Ferrol Vello - , donde desde hacía siglos residía la población ferrolana y sus élites, y la zona más recientemente construida, Esteiro, donde se había establecido la mayoría de los nuevos habitantes llegados para construir los arsenales.
Y así, en Ferrol se lleva a cabo una de las propuestas urbanísticas más interesantes de la Europa de la época. Su construcción se debe a los mismos ingenieros y arquitectos militares que construyeron el Arsenal y el astillero real de Esteiro.
El trazado de las calles de A Magdalena es un rectángulo perfecto, en forma de tableta de chocolate rematado en sus extremos, por dos grandes plazas. El Barrio de A Magdalena es Conjunto Histórico Artístico desde 1984 y parte de sus bienes figuran en la candidatura de Ferrol para ser "Patrimonio de la Humanidad".